Vida Cristiana

¿Cómo adorar a Dios en espíritu y en verdad?

Llamados a adorar a Dios

Del libro una vida de adoración en Cristo, por Daniel Rodríguez.

Puntuación: 5 de 5.

Es muy importante para nosotros como hijos de Dios, entender cuál es nuestra escencia desde un principio, esta es que hemos sido llamados a adorar a Dios en espiritu y en verdad. Cuando hablamos de adoración no me refiero unicamente a cantar melodias hermosas, esto es solo una parte, la verdadera adoración nace de un corazón rendido a la voluntad de Dios.

Cada uno de nosotros hemos sido llamados como iglesia a adorar a Dios y a ser adoradores y soy insistente al decir que un adorador no es solo aquel que toca un instrumento o canta con una hermosa voz alabanzas al Señor. La verdad es que cualquier persona en Cristo puede ser un adorador cuando diariamente esta rendido en amor, obediencia y entrega al Señor.

Dios no solo busca nuestra adoración, Él busca al adorador. Dios busca que le adoren, pero esa adoración depende de quien venga, si es de un adorador verdadero o uno falso. La Biblia dice en Juan: 4:23: “porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren”.

A Dios no lo sorprende lo que se canta sino quien lo canta, y si hablamos particularmente de la música, diríamos que el Padre ve primeramente quien está cantando y luego percibe lo que está cantando. Jesús dijo: “este pueblo de labios me honra, pero su corazón está lejos de mí”. Esto nos da a entender que no solo es un asunto de palabra (de labios) sino del corazón.

Definiendo qué es la adoración

El significado de la palabra griega en el Nuevo Testamento traducida más a menudo como “adoración” es “proskuneo”, y su significado es la expresión “postrarse delante” o “arrodillarse delante”.

Podemos decir entonces que la adoración es una actitud del corazón y es una forma de vida, donde la principal cualidad que nos caracteriza es el estar rendido delante del Señor diariamente; es una condición en nuestro interior de estar totalmente postrado al dominio del Señor.

La adoración, más que un acto, es una vida fluyente en donde las expresiones son sumamente importantes. Podemos decir entonces que Dios busca al adorador más que a la adoración en sí.


“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”.

Juan 4:23-24

La adoración tiene que ver con una vida en el espíritu de búsqueda en oración, de rendición a la palabra, obediencia, sujeción y amor a Dios en completa sinceridad, es decir, “en verdad”. El texto sigue y nos enseña que Dios busca a estos adoradores que adoren en espíritu y verdad. La adoración es una vida fluyente que nace de adentro hacia fuera.

Llamados a Adorar a Dios en espíritu y en verdad

“Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla” (Juan 4:13-15).


La adoración en espíritu y verdad es nacida de la verdadera fuente de agua de vida que es Cristo.

La mujer samaritana iba todos los días a buscar agua al pozo para calmar su sed, hasta que se encontró con el Señor quien le dijo: “Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”.

La mujer samaritana mantenía su protocolo para buscar agua, sabía que un judío y un samaritano no podían hablar, conocía la historia del pozo, tenía un buen conocimiento, aprendió por otros cómo y dónde se tenía que adorar, pero no tenía la fuente puesto que adoraba lo que no sabía. Por eso el Señor le dijo que el que bebiere del agua del pozo volvería a tener sed, pero el que bebiera de su agua no tendría sed jamás.

Un adorador en espíritu y en verdad, bebe del agua de Cristo y entiende que no hay que ir a un lugar específico y cumplir un protocolo religioso para adorar, por eso el Señor le dijo: “ni en este monte, ni en Jerusalén adorarán, sino que Dios es Espíritu y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad”.

Cristo habita en ti por medio de la fe

En el nuevo pacto, no tenemos que ir a buscar afuera nada porque Cristo habita en nosotros por medio de la fe. Tu vida de adoración en Cristo quita la sed porque tienes la fuente dentro de ti saltando para vida eterna. En este tiempo tenemos el privilegio de que Cristo habite por la fe en nosotros, a fin de que seamos arraigados y cimentados en amor. Tú vida de adoración no debe estar arraigada en una forma o en un lugar sino en Cristo.

La adoración tiene que ver con una fuente llamada Cristo y aunque puedes tener tu cántaro, si no tienes la fuente vivirás una vida en rutina. Esta mujer vivía del pozo de otro, venía al pozo porque era famoso era el pozo de Jacob, pero aun así tenía sed.

La adoración de esta mujer, antes de encontrarse con el Señor, era del “tipo pozo”, y no una adoración de “tipo fuente”. Sin embargo, vemos como esta mujer a pesar de llevar una vida desordenada, reconoció que necesitaba beber del agua de Cristo, al hacerlo fue transformada en una nueva mujer porque cuando El Señor llega a nuestras vidas es para llenarlo y transfórmalo todo.

Cuando entendemos que Adorar a Dios en espiritu y en verdad es a lo que hemos sido llamados, vamos a dejar todo cántaro de religiosidad o rutina y vamos a sumergirnos en las aguas profundas del río de Dios para experimentar nuevas dimensiones de comunión intíma con el Padre.

Escrito por:

Daniel Rodriguez

Lider de Adoración y Autor del libro “Una vida de adoración en Cristo”

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